El Molí de la Parra, es una de las construcciones hidráulicas más representativas de la ciudad de Llíria. Aunque su origen es anterior, los restos que han llegado hasta nosotros, por sus características arquitectónicas, son de finales del siglo XVII o primera mitad del XVIII.
Tipológicamente se trataba de un molino cerealístico de tres muelas, de los conocidos como “molinos de cubo”. Del piso superior o cuarto de molienda se conservaba parte del pavimento original, dos harineras de piedra, y una “alfàbia” o tinaja para el almacenaje de grano engastada en el suelo. Del nivel inferior han llegado hasta nosotros las galerías abovedadas o cárcavos, los canales de evacuación del agua y parte de la maquinaria para producir la energía hidráulica.
La intervención consistió en la restauración y puesta en valor de los restos conservados del antiguo molino, integrándolos dentro de la trama urbana de la ciudad y generando en torno a ellos un espacio público de notable valor patrimonial. Además se habilitó un acceso al interior de los cárcavos permitiendo de este modo su visita, y se recuperaron algunos elementos perdidos de la maquinaria con el fin de facilitar una correcta lectura del conjunto y potenciar su carácter didáctico.