El arquitecto transformó por completo la propuesta inicial de Ricardo Cerdá, maestro de obras, y dio forma a un edificio de estilo historicista con impronta romántica, propio de la estética burguesa de la València de principios del siglo XX.

La intervención devuelve al inmueble su uso original como vivienda unifamiliar, respetando su configuración histórica. El proyecto ha permitido recuperar el color original de las fachadas y restaurar elementos ornamentales que se encontraban degradados, con especial atención a los pavimentos de mosaico Nolla, piezas de gran valor patrimonial que forman parte esencial del relato material del edificio.